—Que bien huele aquí.
Hace poco me había levantado e iba a dormir un poco más, pero el olor a tocino lo impidió, tenía que salir de la cama y ver que hacia la hermana de Darko en la cocina.
Se quedó a dormir.
La persona que tenía que asesinarme, la acobijé en mi casa. Era una estúpida, pero esa chica me agradaba.
—Siéntate, estoy haciendo el desayuno en modo de agradecimiento.
Asentí y eso hice, mientras aproveché para observarla. Le había prestado ropa y le quedaba fabulosa, éramos de la misma talla y altura, aunque era evidente que tenía más masa muscular.
—Ahora que recuerdo, jamás me dijiste tu nombre.
—Soy Elena Petrova —respondió sin voltearse.
—Bueno Lena, ahora tengo que irme a reunir con Francesco. Seguirás aun acá o te buscaras un lugar temporal.
Anoche me quedé esperando a que mi prometido enviara por mí, pero resultaron complicaciones en su trabajo, lo que hizo aplazar nuestro encuentro a la mañana de hoy.
Esperaba de todo corazón que le haya ido mal resolviendo esos probl