Fern se había preparado mentalmente para mostrarse a Eugene cara a cara. Ella sonrió cortésmente y saludó: “Encantada de conocerle, presidente Lawrence”.
“Tenemos a un mayor y a una menor. Ja, ja, ja... Estupendo, no está nada mal”, dijo Jad mientras les miraba de manera evaluativa. Ambos parecían extremadamente hábiles y capaces.
Las pupilas de Eugene se contrajeron en el momento en que vio a Fern. Él dijo por instinto: “Fernie...”.
Así es, ¡era ella!
Después de tres años, ella se había vuelto más hermosa y segura de sí misma. Había una mirada regia en sus ojos.
Sin embargo, el hombre que estaba a su lado... ¿era su superior?
“¿Qué pasa? ¿Conoce a Fernia?”. Jad notó su reacción.
Antes de que Eugene pudiera decir algo, Fern habló: “Nos conocemos. Fuimos amigos en el pasado”. Ella consideró que no había necesidad de ocultar el hecho de que conocía a Eugene.
“¿Oh? ¡Qué coincidencia!”. Jad se rio entre dientes.
Eugene frunció los labios mientras la miraba. Él perma