18. MIEDOS Y SECRETOS
Mientras tanto, ellos decidían qué hacer. Mario dormía, ya que se sentía muy cansado debido a la urgencia de su mejor amigo.
— Mi amor, ¿cómo viniste tan rápido? — pregunta Cecilia.
—Ay, mi amor, con la emoción se me olvidó Mario. Está afuera en el auto, debe estar muerto de cansancio. Espera, ahora lo llamo.
— Sí, corazón, mientras lo llamas, yo prepararé café y el desayuno.
Manuel va a buscar a su amigo y compadre, pues es el padrino de su hija. Mario entra y saluda cariñosamente a su comadre. Los dos se sientan a la mesa y toman el desayuno. Luego, Mario se dirige a la habitación, ya que realmente se siente muy cansado.
— Ceci, ¿de verdad no me estás ocultando nada más? —preguntó Manuel con preocupación en su voz.
Cecilia lo miró por un momento y luego lo besó en los labios, negando con la cabeza mientras se abrazaba a él.
—No cariño, no hay nada más, deja de preocuparte —susurró—. ¿Vas a acostarte? La niña se despertará pronto. Tienes que esforzarte por ganarte su confianza.
—Me