La cabeza me daba vueltas, no recordaba. Me sentía estresada y muy presionada. Los llantos de Alice me hicieron reaccionar.
—Lo siento, tengo que ir a ver qué le pasa a mi bebé. —Me di la vuelta y subí rápidamente por las escaleras.
Llegué al cuarto y tomé en brazos a mi pequeña para calmarla. El ambiente últimamente no había sido el adecuado para mantener tranquila a una criatura tan pequeña, y no dejaba de culparme por ser tan tonta y haberme permitido caer en ese juego.
Estaba cantándole a mi bebé para que volviera a dormirse y Andrés entró en silencio a la habitación.
—Shh... —le pedí silencio para que la pequeña no volviera a despertar.
Con el dedo y su cabeza me hizo el gesto de que saliera en ese mismo instante de la habitación. Hice caso, ya que no quería más gritos, y menos tener aún más problemas. Necesitaba mantener la fiesta en paz para poder sanar heridas del pasado y seguir adelante para Alice.
—Emilia, qué falta de respeto. Ni siquiera saludaste —me dijo en voz baja y m