Luz colapsó por completo. Las lágrimas caían por sus ojos como lluvia de invierno sin poder detenerse.
—¿Porque, porque me mentiste?
John sintió dolor al ver las lágrimas caer por sus mejillas. Estiró su mano para poder secarlas, pero la muchacha se alejó de un solo movimiento.
—Yo… lo lamento, déjame explicarte por favor —dijo con el corazón adolorido.
—¿Qué me dirás? ¿Qué otra mentira? ¿Siquiera me has amado realmente?
Los ojos de él se abrieron como platos.
—Es real, mi amor por ti es real. Te amo más que a nada en el mundo. Daría mi vida si fuese necesario, lo daría todo, porque sin ti no tengo nada.
Luz lloró aún más, quería creerle, Dios sabe cuánto deseaba hacerlo.
—¡No! —exclamó —. Una relación se derrumba con mucha facilidad cuando ha sido construida a base de mentiras. ¿Por qué me engañaste? ¿No te di todo mi amor? ¿No es suficiente para que fueras honesto conmigo?
Él caminó hacia ella desesperado, a la misma vez la pelinegra retrocedió dos pasos.
—¡No te acerques!