Mundo ficciónIniciar sesión—¿Quién es? ¿Lo conozco?
—No creo que en persona por tu vida humilde —menciona para ofenderme y ruedo los ojos—, pero tal vez en televisión, si es que la tienes... Se llama Luca Ross, es un chef muy reconocido por sus restaurantes y programas de cocina.
—Ah ya, si he visto sus programas de cocina, he cocinado algunas recetas para Felipe —digo pensativa y él niega, desaprobándome con la mirada.
—Estás haciendo lo mismo que pudiste hacer con Andrés o tal vez no, no creo que te dejara pasar trabajo, tendrían a alguien que cocine por ustedes. —hace una mueca.
—No lo amaba.
—De amor no se come Lucía, si así fuera, no estarías aquí...
Ignoro su comentario odioso y hago una pregunta.
—¿Cuándo conoceré a ese nuevo esposo?
—El día de tu boda.
—¿Qué?
—Claro, es un matrimonio bajo contrato Lucía, él no quiere conocerte, solo quiere casarse porque lo necesita.
—¿Y cuándo será la boda?
—Lo más pronto posible, está muy ansioso.
Acepto sin más el contrato, pero no estaba alegre por ello, siento que será un gran sacrificio, un año, puedo aguantar, si mi esposo se volverá mi amante, creo que nada será difícil.
Pasan los días y es hora de la firma, tanto del divorcio como lo del contrato, quisieron que fuera el mismo día para asegurarse de que realmente estamos cumpliendo. Leí el contrato y no hay nada que me haga dudar sobre algo inesperado, es tan sencillo como hacer el papel de esposa por un año, pero claro que Felipe y yo tenemos un plan para vernos, no dice que no puedo hacerlo, además, no debería importar.
Ese hombre que está interesado en mí, es solo como un objeto, ni siquiera quiere conocerme, por lo que no importa si le voy a ser infiel con mi ex. Felipe durante la reunión estuvo con una sonrisa de oreja a oreja, yo me sentí presionada e insegura, pero lo hice por nosotros, salvaremos nuestra casa y en un año podré vivir de esa vida tranquila y humilde que tanto aborrece mi padre.
Al salir de la reunión con los abogados, con mi ahora exesposo y con mi padre. Felipe y yo tomamos el rumbo a casa, no sin antes pararse a comprar comida china y un champagne para celebrar. Llegamos a casa y nos pusimos a cenar juntos.
—Brindemos cariño por la deuda saldada, también por nuestro amor eterno y por el divorcio —dice alzando su copa y me hace reír—, está será la última noche juntos, en esta casa —se pone triste—, pero será como tener un amor a distancia por tu nuevo trabajo —dice de forma positiva.
—Bonita forma de celebrar un divorcio —me pongo triste, de repente.
—Oh no cariño, lo vamos a celebrar como si fuera nuestra noche de bodas, piensa que estos son nuestros votos de amor y dentro de un año, volveremos a casarnos, ya lo verás, con el dinero obtenido, podemos hacer la boda de nuestros sueños, terminar de montar tu galería de arte y continuar con mi empresa —me asegura y me besa, levantando mi mirada.
—Mmm el divorcio te ha dejado de buenas, deberíamos tener un divorcio más seguido —bromeo dejándome llevar por sus labios.
Por dentro me siento mal, pero no puedo ignorar este momento dónde también siento deseo hacia él.
—Siempre te recordaré porque me amas —dice entre besos.
De un momento a otro me sujeta de la cintura sorprendiéndome, pero no pienso despegarme de sus besos, nos lleva al sofá y hacemos el amor ahí, aunque también estoy lista para más round.
Al día siguiente estaba lista para volver a casa de mi padre, llevé algunas de mis pinturas, no iba a llevarme todo, tenía pensado volver y tenía que ser discreta, por casarme con una celebridad.
Por lo que mi padre tuvo que venir a buscarme y Felipe no pudo llevarme o acompañarme, mi padre nos borró del mapa cuando nos casamos porque sentía vergüenza, así que por esa razón supongo que todos piensan que aún sigo soltera.
Al llegar a casa, me instale en mi antigua habitación y aunque no lo parecía, mi padre estaba feliz porque su niña volviera a casa.
***
Estoy sentada frente a mi peinadora viéndome el peinado y maquillaje que me han hecho, todo escogido por mi futuro esposo, solo era una muñeca en un pastel diseñado por él y me dejo llevar para cumplir con el contrato, ¿por qué debería tomar importancia en cómo sería esta boda? No lo amo, que hagan lo que quieran, yo solo estoy haciendo esto por el hombre que amo, quién hace días no me escribe, debe estar ocupado.
Ni siquiera importa si aún no conozco al hombre, es mejor, aunque el no saber me hace idealizarlo, aunque podría hacerlo de la forma más molesta del mundo, o sea, no es caballeroso como para haberse presentado en el contrato o algunas citas por lo menos, en televisión es un amor de hombre, pero mira como trata a una dama, ya sabía yo que eso solo era actuado para ganar más vistas por mujeres idealizando a hombres cocineros, pero yo realmente lo veía por sus buenas recetas, recetas que le preparaba a mi verdadero esposo Felipe.
—¿Es aquí? —escucho que hablan afuera.
—Sí, aún no está lista.
—Vale, pero no importa, estoy emocionado por verla —dice y aunque se escucha que le siguen diciendo que no, lo puerta se abre.
Luca Ross cierra la puerta detrás de él y me quedo mirándolo a través del espejo, siempre lo vi en televisión y debo admitir que en persona es más alto y atractivo. El hombre a pesar de que viste de traje, se nota que es de complexión atlética, una altura que supera a Felipe, posee un cabello rubio ceniza, con peinado descuidado y moderno que lo hace más atractivo. Luca se acomoda el traje de forma egocéntrica y luego alza la mirada para verme.
—Que linda esta la novia —dice con una sonrisa acercándose a mí.
—¿No es de mala suerte ver a la novia antes de la boda? —intento bromear.
—Pues sé que te costó aceptar esto, así que, si rompemos con las tradiciones, tal vez salgamos más rápido de esto —dice siguiéndome el juego.
Me volteo y me levanto haciendo que él detenga su caminar, y lo admiro de cerca, sus ojos, de un azul profundo y penetrante, contrastan el dorado de su piel, ligeramente bronceada por el sol. La mandíbula, es definida y masculina, enmarca una boca de labios carnosos y una sonrisa que revela unos dientes blancos y alineados, irradia confianza y magnetismo, es un hombre que atrae miradas claro está.
—Si deseas romper con las tradiciones, ¿Por qué vamos a casarnos en una iglesia? —Arqueo una ceja.
Si es guapo, pero no me pone nerviosa.
—Porque... —sujeta mi mandíbula— querida futura esposa, debo mantener las apariencias, soy una figura pública, todos saben que jamás me he casado y bueno, la primera boda siempre se espera que sea de ensueño.
—¿De ensueño con una extraña?
—Pronto serás mi esposa, deberías sentirte más cómoda con eso —se aleja de mí y examina mi habitación.
—La comodidad no viene con solo decir lo que seré para ti, además eres una figura pública, para hacer las cosas bien, debimos anunciar nuestro noviazgo y al menos pasar unos meses de novios.
—Me vi en la obligación de apresurar todo eso, así que no hace falta.
—Para mí si hace falta, porque no te conozco además de ver como haces la comida en tv. —me pongo a la defensiva.
—Ya luego me conocerás, mi agente te ayudará —me ignora, no le toma importancia.
—¿Y tú? ¿No me conocerás a mí? —arqueo una ceja y me cruzo de brazos—. Tal vez no sea tan reconocida como tu porque me he mantenido en bajo perfil, pero todos saben que soy la hija de Joshua Wellintong.
—Tu padre ya me envío la información necesaria, pero tienes tanta que, si se me olvida algo, podría inventar y nadie pensaría que miento gracias a mi sonrisa —me mira y me guiña el ojo.
Niego mi cabeza desaprobándolo, no soy complicada, simplemente no soy de su importancia y por lo tanto le aburrió la poca información que hay sobre mí.
—Eres el peor futuro esposo —Cierro mis ojos con fuerza.
—Es mejor que pienses así, a que te enamores de mí.
—¿Y cómo podría enamorarme de alguien que no conozco? Además, amo a otro hombre y es por él que estoy haciendo esto. ¿Tú por qué lo estás haciendo? ¿Para ganar más audiencia?







