Capítulo 9.
Apreté la mano de aquella mujer que se aferraba a la mía, haciendo que esta dejase de llorar y mirase hacia mí, que abría y cerraba los ojos, despacio, intentando acostumbrar mi vista hacia aquella luz resplandeciente de hospital.
- Alicia – me llamó mi madre, mientras el dolor llegaba a mí, y comenzaba a sentir como me quemaba el pecho y la cabeza, además del resto del cuerpo que le tenía muy dolorido – no – rogó mi madre al ver mi intención de moverme – no te muevas, llamaré al doctor – aseguró, para luego pulsar un botón sobre la cama, para indicar que necesitábamos algo.
- ¿qué ha pasado? – pregunté extrañada, intentando recordar cómo había llegado allí, pero por más que lo intentaba no podía, mi cabeza dolía