Desperté tras una larga siesta, cuando alguien me zarandeaba suavemente el brazo, haciéndome abrir los ojos y mirar hacia aquella persona. Me asusté y me enervé un poco tan pronto como mis ojos se encontraron con los suyos.
Acepté la toalla y me metí en su baño, sin tan siquiera hacer una sola pregunta. Me duché con el champú de lavanda relajando cada parte de mi cuerpo, me sentía en paz, ya no estaba ni siquiera molesta con él.
Salí al salón, observando como él preparaba una tortilla con espárragos y la ponía sobre el plato, al mismo tiempo que yo me sentaba sobre la mesa de la coci