Cuando tenía cuatro años mi madre me dijo que saldría a
comprar un pastel por mi cumpleaños... nunca volvió.
Mi padre enloquecido llamo a mi tía
abuela y me entrego a ella. No quería
hacerse cargo de una niña pequeña
y estoy segura de que si me hubiese
quedado con él moriría de hambre.
Pase los mejores años de mi vida con ella hasta que murió y
me dejo parte
de su dinero para que terminará la
escuela.
Pero al volver con mi padre todo fue un infierno. La primera
vez que me golpeó fue porque se había enojado muchísimo conmigo porque me había
comido una rebanada de pan.
Tenía trece años. En esa corta edad me puse a trabajar en la
casa de la madre de Patrick y dormía la mayor parte del tiempo en casa de
Angela porque el amoroso de mi padre me corría todo el tiempo y volvía por mi.
Y así fue por años hasta hace tres meses cuando Ignacio
apareció en mi vida.
—¿Y a ti que te pasa?.- Miro a Gray con los ojos llenos de
lágrimas y las limpio de un manotazo de mis mejillas.
-Es que... Teddy...