—¿Y esa maleta? —pregunta mirándola.
Miro su rostro y deparó en su cuello
donde tiene un chupeton. Vale, respira.
—Es obvio-respondo y comienzo a
bajar las escaleras—. Me voy.
Escucho sus pasos y mi muñeca es
rodeada por sus largos dedos.
—¿Como que te vas?-dice con el ceño
fruncido—. No te puedes ir.
—Claro que puedo —replico y lo miro
a los ojos—. No quiero ser molestia
para ustedes..- Me safo de su agarre y bajo las escaleras lo
más rápido que puedo.
Roth me mira y le pido que me lleve a casa de Carlo. Apenas
subo a la camioneta Ignacio sale como alma que lleva al diablo y corre a mi
puerta.
Cuando veo sus intenciones pongo el seguro y él comienza a
gritar
como loco que abra.
-Arranca —le ordeno a Roth.
Él duda al ver a su jefe hecho una furia mientras intenta
abrir la puerta.
-NO TE ATREVAS A IRTE, DAYAN!!!
—¡Roth que arranques! ¡sácame
de aquí!.- Él lo hace sin rechistar.
Se que al pobre lo e metido en problemas, pero lo menos que
quiero en estos momentos es estar junto a Ignac