CAPÍTULO 40. TRAIDOR ES TRAIDOR

Alondra comenzó a correr hacia donde se estaba dando la batalla, pero igual buscaba permanecer a salvo, corría manteniendo la inclinación de su cuerpo hacia adelante formando un arco con su columna; en su avance casi se dio de bruces en el suelo al tropezar con un cuerpo. Se agachó para observarlo: no era de los hombres de Felipe sino de Los Nostro. Revisó al hombre y tomó sus armas, incluso un estuche con una daga que se colocó en la cintura, sosteniéndola con la pretina del pantalón.

Siguió en esa posición, moviéndose sin levantarse, se asomó por un resquicio de un espacio entre dos parede

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