Juliette salió de la oficina más que cabreada por su jefe. Se había reído de ella y la había mirado mucho, pero ni siquiera con deseo, respeto o aprobación, sino como si mirarla le provocara gracia.
Al llegar a su apartamento se vistió porque pasaría a recogerla Mauricio, el novio de su primo, para ir a la clase de baile. Esa actividad le servía para divertirse y relajarse después de trabajar con Brad.
Cuando Mauricio llegó, ella le comentó el día infernal que había tenido y que para hacer su desgracia aún mayor debería viajar con Brad.
-Lo que yo haría en tu sitio es un cambio radical de look- Sugirió dando la vuelta a su alrededor, analizándola, apreciando todo lo que ella escondía
-¿Para agradarle a ese imbécil? Él no vale la pena, hasta agradezco no gustarle porque se nota que es rarito- Sintió un escalofrío recorrer su espalda
-Primor, ¿Rarito? No creo que esa palabra lo defina, yo diría que es atrevido y experimentado. Aún así tienes razón en algo y es que él no te