44. ¡Un hijo!
— ¿No… vas a decir nada? — preguntó Gala después de un largo y aterrador silencio. No podía descifrar nada en la mirada de Ramsés y eso la inquietaba.
Ramsés se incorporó, atormentado, y se acercó a la ventana en busca del aire que de pronto le faltaba. Nerviosa, Gala se acercó a él a pasos tímidos.
— Ramsés, por favor, di algo — rogó. Su voz de pronto llorosa.
— ¿Qué tan… certero puede ser ese resultado? — preguntó en tono ronco, todavía sin mirarla —. ¿Hace cuánto debiste tener tu periodo?
— Hace… dos semanas.
Ramsés se pasó la mano por el rostro.
— Entonces…. ¿no usabas ningún tipo de anticonceptivo?
— No, pero, ¿Por qué estás preguntándome todo esto? ¿Es que… tú no quieres a este hijo? — preguntó destrozada. De pronto lágrimas bailando en sus ojos — Creí que esta noticia podría ser…
Antes de que pudiera terminar de hablar, Ramsés se giró, acortó la distancia que los separaba y tomó sus mejillas antes de besarla profundamente.
Gala ahogó un jadeo de asombro, pero se permitió saborea