El aire frío me golpeó el rostro cuando pisamos el exterior, y la claridad bañó las cuevas milagrosas, dándole un aire místico y sobrenatural que parecía reflejar el conflicto que se libraba dentro de nosotros.
—Mi Antoni también está dominando muy bien sus poderes. Puede controlar el fuego. Además, hace muchas cosas de magia —comentó Amet, caminando a mi lado con los libros en las manos—. Pero lo que más le gusta es revivir flores; tiene ese poder con las plantas. Ella y Juli se la pasan en eso, creando flores exóticas. Juli también ha ayudado a muchas lobas con la infertilidad. ¿Recuerdas que solo nacían chicas? Pues, desde que ella les da a beber agua con una gota de su sangre, han incrementado los nacimientos de niños.—Eso es muy bueno —dije, sonriendo. —¿Y tú, cómo te sientes despué