Isis no sabe qué hacer, se siente cada vez más furiosa. Se pregunta por qué trata a todas esas mujeres con amabilidad, mientras que con ella es un témpano de hielo. Y como si su mente le respondiera, vuelven a ella las palabras de Jacking cuando le confesara su amor:
"¡Te prohíbo amarme, humana! ¡Te lo prohíbo!"
Suspira sintiendo cómo las lágrimas asoman a sus ojos. Jacking no la ama, ni siquiera parece agradarle como mujer. Pero... ¿cómo va a convencer a su corazón, que late desbocado cuando lo ve, que no lo ame? Todavía no sabe qué nombre dar a todos estos nuevos sentimientos que se han despertado en ella. Se siente de pronto pequeña y perdida. Busca a su lobo al no sentirlo ni verlo.
Suspira dejando escapar casi un sollozo. En esos momentos desea a su lobo imaginario con ella. Jacking, aunque aparenta no prestarle atención, está pendiente