Mundo de ficçãoIniciar sessãoISIS:
Nos sentamos en un banco cerca del camino principal para disfrutar nuestros helados. La brisa fresca peinaba las copas de los árboles y traía consigo los aromas florales del jardín. Poco a poco, cada una de nosotras fue cayendo en un cómodo silencio.
—No sabía que Marcus era celoso —dije, mirando la luna en el cielo.—No lo es, Isis; eso es lo que más me asombra —respondió Antonieta—. Nunca me ha celado de nadie.—Es extraño. Habla con él —le aconsejé.—Ya lo hice, Isis, pero está cegado. Y lo peor no es eso —dijo, haciendo que la mirara intrigada—. Mis padres están de acuerdo con que me marque.Miré a Neiti con incredulidad. Realmente eso que me contaba era muy raro. Mis padres insistían en que esperáramos por nuestras mitades. La miré fijamente, intentando encontrar alguna s






