168. EL BRUJO-ÁNGEL ALEXIS Y PAUL
ALEXIS:
Después de hablar con mamá y prometerle que, por esta vez, no le contaré que mis hermanas tienen novios, además de convencerla de que me compre una motocicleta tan buena como la de ellos, me voy de la casa, porque, si no, voy a explotar cuando las vea. Llego a la casa de mi amigo Paul, que sale de inmediato al verme.
—Alex, ¿por qué estás tan molesto? —pregunta de inmediato.
—¿Por qué crees que sea, Pau? ¿No viste cómo esos nuevos se besaron con mis hermanas delante de todo el mundo? —casi le grito furioso, y tengo que contenerme para que mi bastón de brujo no explote.
Paul me mira con cautela, midiendo cada palabra que va a decir. Es típico de él, siempre intentando ser la voz de la razón que me calma. Aunque, claro, no tiene la menor idea de lo que se siente ser yo en este momento, tratando de no destrozar la lámpara de su puerta con la energía que se acumula en mis manos.
—Vamos, Alex, respira. No es tan grave —dijo finalmente, con su tono pacificador de siempre, retrocedie