Mundo ficciónIniciar sesiónHORACIO:
El agua se inclina a su mando con una gracia tan natural que me deja sin palabras por un momento. Su concentración es evidente; sus ojos parecen calcular cada movimiento del líquido cristalino que flota en el aire antes de dibujar mi figura en él. La precisión es asombrosa; tanto, que por un instante siento un leve escalofrío al verme reflejado en esa imagen que ella creó.
—Sí, me alegra que compartamos el mismo poder, Horacio —dice ella con una sonrisa resplandeciente. —No sabía que pudieras hacer algo tan espectacular, Julieta —digo al fin, intentando romper el silencio que ha caído entre nosotros—. Lo hiciste mejor de lo que podría imaginar. Ella me sonríe tímidamente, con un destello de orgullo en sus ojos que no puedo ignorar. Julieta sigue jugando con el agua bajo mi mirada de admiración. Finalmente, levant






