Me había quedado fuera de la casa del Alfa, vigilándolo todo. Siempre había sido muy desconfiado y velaba por la seguridad de mi Alfa personalmente. Horacio y Amet habían entrado junto con Jacking a la casa; hice que mis hombres la rodearan por si acaso. Permanecía recostado contra una pared, ansioso por ver a mi mitad, cuando Ben me avisa que se acerca.
Veo a una preciosa niña, con su cabello largo y ondeado y unos hermosos ojos negros, que viene hacia donde estoy. Es Netfis; se queda mirándome primero, luego se acerca sonriendo y me saluda. Es muy hermosa, pienso emocionado, sintiendo cómo Ben salta feliz en mi pecho. No puedo creer que de esta dulce niña, que es todo cariño, salga mi fierecilla.—Hola, ¿cómo te llamas? —me pregunta ella.—Bennu, ¿y tú? —pregunto sin poder dejar de mirar a la hermosa niña.—Netfis, pero me dicen