ISIS:

Mi mamá, Amanda, no dejaba de regañar a mis hermanos, que se demoraban en sus habitaciones, como siempre, antes de marcharnos para el festival. Antonieta y Julieta le hacían travesuras a Alexis, quien utilizaba sus poderes de brujo blanco para cambiarles el color del cabello, armando un gran alboroto en la segunda planta. Se empeñaban en que esta vez él las ayudara a hacer que sus vestuarios fueran mucho más hermosos.

— No corran así, niños, que se van a caer —los reprendía mamá, mientras terminaba de preparar el desayuno—. Isis, dile a tus hermanos que vengan a vestirse. Nos va a coger tarde para la ceremonia de la Luna.

— Mamá, ¿por qué soy yo la que siempre tiene que estar detrás de mis hermanos? A ellos no les gusta —protesto, como siempre.

— Isis, eres la mayor —contesta Amanda, mirándome—. No protestes, niña, y ve por ellos. ¿Ya escogiste el vestido que te vas a poner?

— No, mamá, todavía. No puedo hacer todo al mismo tiempo —sigo protestando, mientras me pongo de pie.

Su