113. REGRESANDO A LA NORMALIDAD
JACKING:
Observé a la familia reunida y recordé que, en tiempos de guerra, cada vínculo, cada conexión, se vuelve vital. Amanda miró a sus hijas mientras acariciaba el cabello de su hija menor, Antoni. Su preocupación era palpable, pero, como siempre, la fuerza y determinación de los lobos se hacía presente.
—¿Seguro? —preguntó a Horacio con preocupación—. Es que están aburridos de estar dentro de la casa.
—No se preocupe, Amet y yo los cuidaremos muy bien —dijo Horacio con una inclinación y sonrisa radiante en su rostro, sin quitar los ojos de la niña Julieta, que ya le había tomado una mano.
—Está bien —acepté al ver los rostros anhelantes de todos—. Nosotros iremos a ver a Isis.
Todos se marcharon felices de ir a recorrer la manada. Horacio no dejaba de mirar a su mitad, Julieta. Y Antonieta llenaba de preguntas a Amet, quien le sonreía y respondía feliz de verla y conversar con ella, aunque no se acordara de él. Es realmente hermosa de cerca.
Me he quedado solo en el despacho des