NARRADORA

Los días fueron pasando y los planes se iban tejiendo en secreto.

Cassidy no había dado señales de vida y el acceso a su manada continuaba restringido.

Era el momento de actuar y, esa noche, harían el primer movimiento en su juego de ajedrez.

La oscuridad era la aliada de Blair, así que aprovechó las sombras para correr entre los árboles del jardín y sumergirse en la mansión de la manada de su amiga.

Había sobornado a uno de los guerreros de la frontera… uno que sabía que tenía la lengua bastante larga.

Mirando a todos lados, llegó al viejo almacén de útiles donde le habían dicho que mantenían encerrada a la hermana del Alfa.

Blair se acercó hasta la puerta de madera y la tiró con fuerzas.

La gruesa cadena y el candado impidieron que cediera.

Miró a su alrededor y, aparentemente, nadie la vigilaba.

Corrió entonces alrededor de la vieja estructura hasta que dio con una ventana abierta.

Trepándose por unas enredaderas logró llegar al cristal y aferrarse al marco.

Por la estrec