83. JUNTOS EN LA VIDA... Y EN LA MUERTE
NARRADORA
Si se demostraba que el Alfa le había hecho un acto imperdonable a su pareja y ella estaba embarazada o ya dio a luz al próximo heredero, podía reclamar la destitución del Alfa.
La manada quedaba en sus manos como Luna hasta que el cachorro cumpliera la mayoría de edad.
Era más que evidente que el Alfa le había fallado, encerrado y maltratado.
Las pruebas sobraban, pero no resultaba tan fácil.
River comenzó a reírse en su cara sin pizca de humor.
Su lobo estaba rabioso por el desafío de su mate que luchaba a pesar de los temblores y el miedo instintivo que le tenía.
— Definitivamente estás demente; el encierro te ha oxidado la cabeza —River le empujó la sien con dos dedos.
—. ¿Acaso la que te apoya no te dijo también que alguien debía vencerme en tu nombre? —el Alfa miró con ira hacia la curandera.
Cuando todo esto se terminara, se la cobraría con ella y su nietecito.
Así mismo como se la cobró con su hijo por dejar escapar aquella noche a Riley y Blair, a través de su parte