53. HAY MÁS COMO TÚ
BLAIR
Rhett se quedó en silencio, mirándome de arriba abajo, confundido… a saber lo que pasaba por su mente.
Dio un paso adelante, sus ojos cambiaban de rojo intenso a pupilas de lobo, incluso olfateaba el aire comprobando que no lo engañaba.
Observaba los cuerpos, luego de nuevo a mí, con incredulidad.
—Pensé… que estabas en peligro… te vi luchando contra ese animal. ¿O fue una ilusión?
—No fue una ilusión, lo hice yo, con mi poder interior —lo admití por primera vez—. No eres el único que guarda secretos.
No pensaba esconderme más.
Esta era yo, con todas mis oscuridades, con esa parte sanguinaria que vive en mi alma.
Avanzó entonces con más rapidez y me tensé esperando un ataque; quizás me veía como una amenaza, una aberración.
No sé desde cuándo me espiaba en el bosque, pero me preparé para lo peor.
Cuadré mis hombros y lo vi extender sus brazos.
—Si me atacas, me voy a defen… —pero mis palabras se quedaron atascadas contra su pecho, metida en su abrazo casi sofocante.