-Ya llegué- anuncié al cerrar la puerta al tiempo que dejaba mis botas junto a los tacones negros de Alessandra.
-Oye, ¿te quedaste un rato más en el gimnasio?- ella salió de la cocina masajeando sus mejillas, creando círculos con la crema que esparcían sus manos- No me trajiste Tiramisú- se quejó mirándome con reproche.
-Lo olvidé- su mano se arrastró por mi rostro, dejándome media cara llena de crema a modo de venganza. Reí por lo bajo mientras esparcía la crema uniformemente.
-¿como te fué en el trabajo?- pregunté mientras la seguía a nuestra habitación.
-Respecto a eso... Debo decirte algo- dejé el bolso sobre la cama y me volví hacia ella. Luego de urgar un poco, dejó su bolso de cosméticos sobre el tocador y suspiró con los ojos cerrados.
Esto era serio.
-¿Qué sucede?
-Me despidieron de la tienda-sus ojos siguieron cerrados. La miré incrédula pero no fuí capaz de decir algo- un hombre trató de sobrepasarse con una de las chicas en la tienda, me molesté y le pedí que saliera per