En un lujoso departamento una adormilada Anastasia comenzaba a abrir sus ojos. La noche anterior había sido muy “agitada” por decirlo de alguna manera. Su cuerpo se sentía cansado y estaba un poco magullada, realmente Fabricio se había ensañado con ella esa noche y no había tenido ni una pisca de compasión con su pequeño y sensual cuerpecito.
_ Uhh que hombre más malvado _ dijo ella en voz alta, para sí misma.
_ Anoche no me decías eso, preciosa _ contestó él que ingresaba a la habitación con una bandeja con comida en las manos _ es momento de almorzar mi princesa, creo que dormiste un poquito de más _ agregó riendo.
_ ¿Qué hora es? _ preguntó tomando su celular para comprobar la hora _ ¡No fuimos a trabajar! _ gritó alterada al darse cuenta de que ambos se habían quedado de manera irresponsable en casa.
_ Tranquila, ya avisé a tu hermano y Lara que te sentías un poco descompuesta y adolorida _ le informó con mucha picardía en la voz y con un brillo especial en los ojos.
Fabricio se a