Sinclair
"Tenemos que llegar hasta ellas", gruñe Roger, acercándose a una ventana y con la intención de romperla en pedazos, lo sé, pero le agarro del brazo y le hago retroceder.
"Los sacerdotes no son tan estúpidos, Roger", digo apretando los dientes. "Si pueden hacer desaparecer la puerta, pueden