Cora
Cuando despierto son casi las ocho de la noche y gruño al darme cuenta que mi horario de sueño está totalmente arruinado. Me recuerda de repente a mis años como médico residente cuando este tipo de situación era normal: dormir todo el día, hacer turnos de noche y vivir el momento en vez de tener una vida estable y programada.
Y honestamente, ¿ahora mismo? Eso suena realmente maravilloso, comparado con una noche entera de horas vacías en las que no tengo nada que hacer, solo... pensar.