"Gran Alfa bravucón", se queja ella, dándome golpecitos en el pecho con su dedo y contoneándose desconsoladamente entre las mantas. "No me dejas divertirme".
No puedo evitarlo. Miro a mi preciosa pareja, que me hace pucheros con esos labios carnosos, sus pechos turgentes, su pelo dorado y rosa desparramado a su alrededor... Se me pone dura al instante.
"Puedes divertirte", le digo frunciendo el ceño, bajando hasta acercar mi cara a la suya, arrastrando la nariz por la piel de su mejilla y olie