Ella

Si pensaba que el vestido que mis taimadas amigas diseñaron a mis espaldas era impresionante en la percha, no es nada comparado con cómo me queda a mí. Nunca había visto nada igual. El tejido perlado se ciñe a mis curvas, el escote se hunde entre mis pechos y los finos tirantes me dejan la espalda y los costados casi al descubierto. La falda se despliega en una cascada de chifón brillante, con una modesta cola que fluye detrás de mí al caminar.

Por supuesto, mi amenaza de estropear el ma