Cuando regresamos a la casa, Aaron estaba allí con Beatrice y Mindy. Estaban almorzando mientras Beatrice limpiaba la encimera.
—Oh, Beatrice. Lamento que llegáramos tarde, salimos a dar una vuelta rápida —me disculpé.
—Oh, no te preocupes. Fue un ángel y Mindy suplicó quedarse un rato con él —dijo ella con una sonrisa. Asentí, aliviada.
—Vimos a Denaudie hoy, Bee —dijo Mason.
Beatrice asintió con tristeza. Fruncí el ceño.
—Estoy tan preocupada por ella, alfa. No quiero perder a mi hija. Solo tiene 17 años. Ya casi no la veo, aunque estemos en la misma manada. Casi ni conoce a su hermanita.
Lucas está muy preocupado —dijo con tristeza. Me partió el corazón.
Si Aaron o alguno de mis futuros hijos estuvieran en esa situación, no tengo idea de lo que haría.
—Lo siento mucho, Beatrice. Es una joven hermosa —le dije.
Ella sonrió con tristeza y una lágrima le rodó por la mejilla izquierda. Se la secó.
—Gracias —dijo.
Abrí los brazos para darle un abrazo y ella lo aceptó con gratitud.
—¿Mamá