Estaba sentada en la cama del hospital de la manada, con una bata de paciente delgada. Me habían administrado líquidos y algo de comida, además de otras cosas médicas. Aunque estaba en bastante mal estado, lo único en lo que podía pensar era en Iris y si ya estaba despierta. Si se sentía mejor. Su habitación estaba justo al lado de la mía.
Mason había estado yendo y viniendo entre nuestras habitaciones para vigilarnos a ambas. En ese momento, había salido a buscar un café para él. Llevábamos aquí unas seis horas entre pruebas, líquidos y otros tratamientos. No me importaba, solo quería a Aaron e Iris en mis brazos.
A Aaron no se le permitía entrar a mi habitación hasta que me hubieran hecho todas las pruebas. Lo entendía, pero aun así solo quería tenerlo conmigo. Me recosté y Mason se levantó, mirándome desde arriba. Me dedicó una pequeña sonrisa torcida y apoyó su mano en la nuca, acariciando suavemente.
—Va a estar bien —me tranquilizó.
—¿Y si no lo está? Ella se bajó del auto para