84.
AURORA
Aquel momento tan nuestro se rompió ante un rugido de dolor cargado de furia que nos hizo detenernos.
Miré hacia afuera a través de la ventana, escuchando los murmullos y las voces mientras se alejaban.
Se zafó de los brazos de Kayne para ver lo que sucedía, aunque yo ya lo supiera.
Ver al entrenador arremeter contra cada uno de los chicos me hizo sentir incómoda, pero al mismo tiempo, una satisfacción enorme al ver a mis pequeños amigos pegados a su espalda.
—Así que eso era lo que andabas haciendo —dice Kayne, tomándome de la cintura.
—Él se lo buscó; estaba harta de sus comentarios odiosos.
—Hmmm… supongo que era una mentira cuando dijo que te habías quedado babeando al ver a todos ellos con poca ropa el primer día que los viste.
Mi respiración pareció congelarse en ese momento y tuve que hacer el esfuerzo de volver a hacerlo para que no notara el pequeño cambio.
—No… no es verdad, yo… solo llevaba café y ellos ya estaban corriendo sin camisa.
No es como si no tuvi