46.
NARRADOR
El cielo donde los rayos del sol no penetran comienza a oscurecerse, anunciando la llegada del fin del día.
La brisa sopla fuerte; la tierra vibra, anunciando un enfrentamiento que no podría considerarse leve.
Sombras oscuras se mueven con rapidez, sus garras rasgando la tierra, sus ojos un vórtice infinito que se traga cualquier luz.
Mantienen su atención puesta en un solo objetivo, uno que irradia un poder sin igual, capaz de sentirse a kilómetros.
Kayne se mantiene junto a sus hombres, ambos formando una especie de barrera que les va a costar penetrar, pero no es imposible.
El ardor y el dolor en el cuerpo de Kayne aumentan; sus músculos se marcan con venas rojas a punto de explotar.
Él lo sabe, lo siente: la llegada de una luna que solo traerá muerte a su paso.
—Todos, manténganse firmes y, pase lo que pase, no retrocedan a menos que Alioth salga.
Sus hombres entendieron el significado de sus palabras, dejando salir a su parte bestia. Mantienen la mirada