Por un momento, creyó no haber oído bien. Sus ojos brillaron y su pecho se hinchó en una respiración indignada.
Tardó un minuto entero en responder, posiblemente porque le costaba soltar la mandíbula.
"¿Qué acabas de decir?", preguntó con voz grave y ojos aturdidos.
"Sí, papá. Tanto tú como mamá siempre han deseado que tenga novio, ¿verdad? Y me alegra decirte que tu deseo se ha hecho realidad", afirmó Daniella, radiante.
Sus ojos eran brillantes y hermosos; parecían una luna creciente al sonreír.
"Este es Matthew, mi novio", repitió, envolviendo sus pequeños dedos alrededor de la muñeca de Matthew.
Liam sintió que se desplomaba de la sorpresa; algo le apretaba el corazón y sentía un dolor desgarrador.
"Bueno, papá. Nos vemos luego". Luego miró la expresión congelada de Matthew. —Vamos, cariño. Vamos a mi habitación.
Liam se quedó paralizado en ese lugar mientras miraba al vacío; sentía como si le pesaran rocas pesadas en el pecho, dificultándole la respiración.
Al entrar en su habita