Natalie sonrió y no dijo nada más.
Ahora ella no quería verlo. ¿Cómo iba a enamorarse de él?
Durante la cena, Leonardo no paraba de encontrar temas para hablar con Natalie; sin embargo, ella se mostraba fría y sólo contestaba distraídamente.
Después de cenar, Natalie se levantó y dijo, —Tengo que trabajar, me voy.
En este momento, Leonardo frunció el ceño y dijo: —Te acompaño.
—No, estoy acostumbrada a estar sola.
Tras decir eso, Natalie se dio la vuelta y se fue.
Mirando a su espalda, Leonardo se puso decepcionado.
De vuelta en el despacho, Natalie cogió su bolígrafo y se dispuso a seguir dibujando el diseño, pero su mente estaba vacía; no dejaba de pensar en Leonardo cuando le explicaba en el restaurante.
Natalie puso el bolígrafo. Sentía que su mente era un caos y no sabía qué hacer.
Ya decidió que pondría punto final a su relación con Leonardo el día que se cumplieran los tres meses.
Pero hoy, cuando escuchaba su explicación, le dolía el corazón.
A lo mejor lo había pasado muy mal