—¡Ah! ¡Sé que hice mal! Lo siento, no debí insultarte, ¡te ruego que me perdones!
Aria tenía la cara hinchada como la cabeza de un cerdo, y no se atrevía a hablar con tanta arrogancia como antes. Si Natalie volvía a golpearla, se le desfiguraría la cara.
Natalie la soltó y volvió la cabeza hacia Lucía, —Lucía, ¿qué vas a hacer con estas dos personas?
Era un asunto familiar de Lucía, ella no debía encargarse de eso, pero Aria e Idali no consideraban a Lucía como su familia y ella no quería que Lucía siguiera siendo aprovechada por ellos.
Lucía quedó callada unos segundos y dijo: —Pido que mi agente traiga a alguien para que los lleven a casa.
Al oírlo, Idali dijo de mala gana, levantando la voz: —¡No volveré si antes no me ayudas con el trabajo y la dote!
Lucía le miró fríamente, sin temperatura en los ojos.
—Si te casas o trabajas, es asunto tuyo. ¿Qué derecho tienes a usar mi dinero para conseguir esposa y trabajo?
Idali rio fríamente: —Aunque no me das dinero, se lo darás a otros hom