Fátima corrió a la habitación, escondió el candelabro de pilar en su cajón, tenía mucho miedo, luego escuchó el grito de la empleada.
Fátima limpió sus lágrimas y al salir, lanzó un grito, fingiendo estupor.
—¡Andrés! ¡Dios mío! ¿Qué fue lo que pasó? —exclamó y bajó las escaleras.
La empleada ya llamaba a la ambulancia,
—No lo mueva, señora, ya viene la ambulancia.
Fátima asintió, asustada.
Pronto llegó la ambulancia, ella notó como Andrés se quejaba por el dolor, tuvo miedo, pudo ver cuando lo cargaron y lo subieron en la camilla, el hombre tenía ojos muy abiertos, la miraba entre la confusión y el dolor.
Fátima dijo que no iría con ellos, que los alcanzaría, luego llamó a Marcus.
En el hospital.
Marcus, Evana, Sabrina y Jonathan llegaron casi corriendo.
—¡¿Cómo está mi padre?!
—Está… ¡están atendiéndolos! —balbuceó
—¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo se cayó?
—No lo sé, Sabrina, de pronto, escuché a la empleada gritar, él estaba en el suelo, fue horrible, había sangre, creí que