Al día siguiente, Sabrina despertó y Jonathan no estaba en la alcoba,
Salió, olió a café y dulce. Volvió a la habitación, se apuró a darse un baño y alistarse.
Cuando bajó él le indicó que el desayuno estaba listo.
—Gracias por prepararlo.
Él sonrió, ella recordó lo que escucho decir, y se puso nerviosa.
Luego de desayunar, fueron hasta la casa de su padre.
Al bajar, Jonathan tuvo nostalgia, recordar su infancia triste en esa casa.
Tocó la puerta, pronto abrieron, observó a su tía, que con rapidez lo abrazó.
—¡Querido hijo, bienvenido a casa! —exclamó al verlo
—Hola, tía Lyla. Te presento a mi esposa Sabrina.
—¿Tu esposa? ¿Te casaste? —exclamó la tía mirando a la chica de arriba abajo—.
—¿Te cásate, Jonathan?! —exclamó una voz que provenía del fondo de la habitación
Jonathan la miró incrédulo, era su exnovia Margot ante sus ojos.
Presentó a las mujeres con algo de frialdad.
—Sabrina, ella es una amiga de la familia, se llama Margot Cruz, Margot, ella es mi esposa y futura