Evana abrió los ojos, sintió que despertaba de un sueño profundo, pero luego recordó la pesadilla, se irguió asustada.
—¡Marcus! —gritó con desespero.
EL hombre salió del cuarto de baño y corrió hacia ella.
—Calma, estoy aquí —dijo el hombre con voz dulce, acercándose a ella
Ella se abrazó a él con fuerzas, encajó sus uñas a su piel y él la detuvo.
—¡¿Qué haces?!
—No quiero estar soñando —dijo sintiendo el dolor en su piel.
ÉL acarició su rostro, la miró con ternura, odiaba verla sufrir, más por culpa de Álvaro.
—No es un sueño, mi amor, estamos vivos, está todo bien, fuimos rescatados, pero, no he podido comunicarme con nuestra familia, está bien, esperemos un poco.
Él la abrazó a su cuerpo.
—Ven, vamos a darnos un baño caliente, hace frío.
Ella asintió, solo lo siguió. Se quitó la ropa y él también, se metieron en la tina, el agua era caliente, ella se sentó.
—Me siento muy cansada.
Él la abrazo, sentándola en su regazo, la abrazó a su pecho.
—Lo sé, prometo que nunc