El precio del silencio (4ta. Parte)
El mismo día
New York
Claire
Chantal Chevalier no era solo un nombre: era un misterio que había irrumpido para alterar todavía más nuestras vidas. Parecía formar parte del pasado de los Harrington… y también de los Beaumont. Lo más oscuro era la sensación constante de que había secretos enterrados, verdades ocultas, piezas sueltas de un rompecabezas enorme donde nada terminaba de encajar.
Y ahí estaba delante de mi madre, en silencio, con miles de hipótesis golpeando mi mente. Al final, dejé que mi voz quebrara el aire.
—Mamá… ¿por qué crees que esa mujer tiene tanto poder? ¿Cómo puede unir o separar a ambas familias?
Ivonne exhaló lento, como quien decide cuánto revelar y cuánto callar.
—Culpa del difunto Edward, culpa de tu padre por no prever el futuro. Pronto sabremos qué busca Chantal —dijo con una naturalidad que me irritó.
Fruncí el ceño. No había dicho nada.
—No me dices nada concreto —reclamé con voz cansada—. Repites palabras vagas, frases como acertijos.
Suspiré más fuerte,