Capítulo 54
—Pasa —dijo ella con tono calmado.

Alan ingresó al domicilio, encontrándose con una casa muy cálida, bastante iluminada y de colores neutros. Milagros le ofreció un café al cual él accedió, y le indicó que la esperara en la sala indicándole el lugar. El hombre entró encontrándose con un juego de living en colores oscuros y se sentó en el más grande. Ella regresó con una bandeja que contenía dos tazas y un tazón con galletas dulces.

—Aquí tienes —espetó dándole su taza—. Traje unas galletas que he hecho yo, no son muy ricas, pero se pueden comer. —Sonrió apenada sentándose en el mismo sofá pero con un asiento de por medio.

—¡Gracias! —expresó tomando un sorbo de su café—. Tú no deberías tomar esto —mencionó protector.

—El mío es descafeinado —aclaró.

—¡Ah! —musitó—. ¿Cómo estás?

—Bien, aunque he estado con algo de malestar estos últimos días.

—¿Has ido al médico? —preguntó tomando una galleta.

—No tengo cobertura aquí, pero sé que no es nada que preocuparse ya que hablé con mi o
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