«Me han arruinado la vida, lo he perdido todo, mi hija no me habla y se ha avergüenza de mí.
Mi exmujer siente repugnancia, hace años que no me habla. Ni siquiera tuve las pelotas suficientes de matarme y acabar con esta pesadilla.
Estoy harto, cansado de ir dando tumbos de una ciudad a otra sin encontrar trabajo por culpa de esas zorras.
Se acabó. Ahora me toca a mí vengarme de ellas, voy a destruirlas, acabaré con ellas».
Manuel estaba sentado en su coche, estacionado en el aparcamiento donde trabajaba Elvira.
Esa tarde no pudo atacarla, a pesar de tenerlo todo preparado en su coche. Elvira iba acompañada de Julia, su secretaria, y ambas se marcharon en su coche.
Tenía todo el tiempo del mundo para esperar y mañana no se le escaparía.
Al día siguiente, Débora estaba en la playa con Escarlet cuando recibió un mensaje muy extraño:
«Volverás a ser mía muy pronto, tus hermanas ya no podrán protegerte».
Manuel