—Despierta, Jay.
Jim abrió los ojos sobresaltado y se irguió con tanta brusquedad que un mareo fugaz nubló su vista. Silvia lo ayudó a incorporarse para ir al encuentro del médico que salía de la habitación de Sean. Tim, Ron y Tom no tardaron en rodearlo.
La productora local había enviado un par de asistentes bilingües para ayudar a los norteamericanos, que ignoraron al muchacho que flanqueaba al médico y se volvieron hacia Silvia para que les tradujera el diagnóstico de Sean.
Ella no ocultó su sorpresa, pero se tragó su incomodidad y explicó:—Pues, la cirugía salió bien. Sean está fuera de peligro, aunque su estado sigue siendo crítico y tiene que permanecer en terapia intensiva al menos un par de semanas más. Ahora acaba de despertarse. Uno de ustedes puede entrar a verlo cinco minutos.
Jim no esperó que terminara de hablar para adelantarse solo hacia la puerta corrediza. La cerró tan pronto la traspuso, y cerró también las cortinas antes de acercar