Termino de vestirme con el uniforme de la Universidad, después de todo el alboroto de estos últimos días, por fin asistiríamos a la escuela como chicos normales, o al menos eso intentaba. Aún recordaba la conversación con Milan.
—Olvídalo —resopla.
—Vamos Milan, eres tú o Chuck, y la verdad es que no me sentiría cómoda besando y abrazándolo a él, sería muy extraño —me cruzo de brazos sin decirle de la amenaza que había recibido.
—No puedo Crys —me dice con voz ronca.
— ¿Pero por qué no puedes? —le pregunto indignada.
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