Lily cerró con fuerza los ojos, medio dormida.
Se giró en la cama, inquieta
Quería seguir durmiendo, pero luego de cuatro meses de amamantar, se había acostumbrado a despertar cada tres horas.
Estiró una pierna, pero no sintió nada a su lado. Se estiró un poco más.
Se giró, curiosa
¿Dónde estaba Pietro?
Lo encontró al voltear, topándose contra su pecho descubierto.
Al sentir la mano de Lily acariciar su torso, los abdominales de Pietro se tensaron
Ninguno de los dos necesitaba mucho para calentar sus cuerpos, bastaba con cruzar sus miradas para quedarse sin aliento y en aquella casa a metros de la playa, donde se animaron a entregarse el uno al otro, la ambigüedad envolvía cada uno de sus pensamientos
Pero desde que Paola y Paloma habían nacido, Pietro creía que su esposa estaba agotada de tanto dividirse entre cuatro niñas y la constructora, así que incluso luego de terminar el periodo que los doctores recomendaban de abstinencia tras el parto, no la había tocado de la manera que ell