- Sólo levántate… vamos, ven conmigo.
Hice que me acompañara y nos llevé hasta la casa de la mamada Luna Zafiro. Allí ya estaban Beth, Darien, Emil y Cyrille, listos, esperándonos.
- ¿Qué es todo esto? – dijo Lucien sin comprender.
- Amigo – dijo Emil – Sé que tienes muchas cosas a tu alrededor que te están abrumando, así que juntos vamos a ir a distraernos un poco… - todos lo observaron con una sonrisa en el rostro. Lucien volvió de su estado de melancolía y me observó analíticamente.
- Tu eres la responsable de todo ¿No es así? – me dijo Lucien.
- No podría negarlo. Es viernes mi amor… vamos a divertirnos un rato.
- … - me observó y sonrió resignado – de acuerdo.
Subimos a la camioneta de Emil en los asientos de pasajeros, él y Cyrille, se sentaron adelante.
Fuimos hasta un bar, diferente al que frecuentaban usualmente Emil y Lucien, era un lugar más recatado y sensual, donde podíamos compartir en una mesa, beber algún trago o servirnos algo; habían algunos mozos encargados de