Cuando Francesco abrió los ojos estaba sobre el sucio suelo, con las manos atadas bajo la mirada escrutadora y amenazante de Antonio Russo.
Al principio no daba crédito a sus ojos, pensó que era solo el efecto del duro golpe recibido en la cabeza.
« ¡Carajo! ¡Ya estoy viendo a este tipo por todas partes! », pensó, « En serio voy a tener que ir a terapia para sacarlo de mi cabeza, ¡Ya estoy obsesionado con esto! »
Pero cuando el policía abrió su boca y dejó salir ese vozarrón de macho alfa, Francesco comprendió que estaba en serios problemas.
— ¡No sé cómo coños siempre te las arreglas para meterte en problemas Francesco! ¿Qué carajos hiciste ahora? — Bufó el policía con el rostro desencajado — En serio, ¡Eres como una patada en las bolas!
— Yo… yo no he h