CAPÍTULO 18. Al parque de los encuentros
[ANDY]
—¿Vamos al parque, mami? —dice mi pequeña.
Escucharla decirme así hace que todo esto valga la pena. ¿Es un sueño? Si lo es, no quiero despertar.
Nunca.
—Con una condición —me mira expectante—: dame un súper abrazo de oso extremo —le digo.
Sonríe y me abraza.
¿Cómo decirle que no?
En este momento, para mí, es simplemente imposible.
Le digo a mamá que la llevaré al parque; solo asiente. Está pegada al teléfono últimamente. ¿Por qué?
Lo averiguaré mañana, en la reunión.
Vaya, ahora que lo pienso... mamá siempre quiso hacerme parte de la empresa, por ser “mi patrimonio”. Claro, no fui su primera opción; la primera era Andrés. Aunque, a decir verdad, a ninguno de los dos nos llamaban la atención los negocios de nuestros padres.
Si mamá ya me cree, su sueño se está cumpliendo. Si no, lo quiere cumplir en Lena.
Llegamos al parque. Mi pequeña salta de la emoción apenas ve el puesto de algodón de azúcar. Le compro uno y seguimos caminando hasta encontrar un lugar cerca del deslizadero.