Capítulo Veinticuatro

Hacía mucho que no tenía una comida medianamente normal en casa y eso solo fue posible gracias a la presencia de Jared.

Aunque muy poco participe de la conversación que se desarrolló entre ellos, no me sentí incomoda ni fuera de lugar; al contrario, con los años de conocer la nueva cara de mi madre, aprendí cual era mi lugar y deje de luchar por encajar en sus perspectivas del mundo.

Ya no buscaba agradarle y menos llamar su atención, me daba lo mismo la opinión que ella pudiera tener de mí porque hiciera lo que hiciera, jamás obtendría un poco de su aprobación.

No voy a negar que si sentí un poco de envidia al ver lo bien que Jared manejaba a Úrsula y lo fácil que era para él emplear las palabras correctas que la hicieran sentirse importante.

Podría asegurar haber visto un atisbo muy efímero de la vieja Úrsula Krantz, cuando reía por alguna anécdota que contaba Jared para llenar los silencios de la comida; incluso en sus ojos verdes llegue a notar una pizca de anhelo y alegría, pues
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